domingo, 4 de julio de 2010

El gran veneno que tu eres para mi...

Bueno, esta historia la escribióuna amiga mia, espero que la disfruten.

El gran veneNo k Tu ers para mi..
un veneNo dulce..

Un veneNo que revive ; peRo ala vez mata
Un veneNo que Se expande cada segundo en mi inteRioR

Un veneNo que muxa gente No vive

uNa realidad que pasa poR mi coRazóN
el exo de saber k te ame..
y que ahora a Tu coRazón defraudé..
Un venenO silencioso...
Un amoR...cRuel..
Y las cicatRices aún lastiman mi alma..
a cada segundo de Tu voz y cada lagRima es una herida abieRta..
bajo el dulce abRigo de la desolación me acobijo kon mi alma Rota en mil pedazos
El cRuél y amargo final de este camiNo..
La pRueba viva de que el doloR y el amoR conviven juntos...
La soledad, se ha comvertido en mi castigo;
veo un mundo que se pudre alimentado por sueños Rotos;
poR vidas destRozadas;
poR coágulos de sangre que adornan mi pensamiento..
con el pRfundo doloR de la muerte que embuelve todo...
ese es mi mundo ahora mismo;
esa es mi alma; esas son mis heridas que me han yebado ha escribir esto i al abismo me conducen..
esa es mi desesperanza y mi veneNo ese es el final..
y a pesar de que me kisiste .. de estas letras sufridoras k piensa mi alma i escribe mi corazón..
sigo keriendo k estes a mi lado...
en el fondo se k ers mas k un senTimiiento k me destRulle
que me kema x momentoss..
Y despues vulbo a renaceR x absuRdas esperanzas cReadas x mi mente pensando en tii..
solo para caer en el mismo juego ii kemarme en Tu piél...
una y otra vez es el mismo ciclo ...
mueRo en Ti i renakco en tii...
yega el final de este escRito
cReado x el doloR k siento
ii k hasta ahora escRibire una palabra...
FIN.

Tormentas de azúcar.

Aquí os dejo dos capítulos de una historia que estoy creando (pronto subiré más).


------------------Noche fría--------------------------------------

Era un dia como otro cualquiera, pero havia algo especial en ella, no estaba como siempre, la veia mas callada, mas triste. Al hablar con ella su dulce voz me quitaba las penas, era como si hablar con ella fuese curativo, o como si absorviera mis penas, pero desde aquel día todo cambió, hablar con ella se convirtiera en un lujo escaso, hablar con ella era imposible, dificil, algo extremo, en definitiva, algo que no se puede expresar con palabras, y desde aquel dia las noches se volvieron más siniestras, más aburridas.
Se me ocurrió invitarla a pasar un dia en mi casa, ducharnos juntos, comer juntos, dormir juntos..., cosas que haciamos siempre, era lo normal en nuestro dia a dia.

----------------¿Despierto?---------------------------------------

Bésame, decía, besame hasta que se acabe el mundo.
De un sobre salto me levanté de la cama, miré hacia mi derecha, y hay estaba, mi razon de ser.
Como me gustaría volver al pasado, donde ahora mismo la despertaria con un dulce y tierno abrazo...
-Dániel, Dániel
-¿Qué?
-¿Escuchas eso?
-¿el que deberia de escuchar?
-Nuestros corazones
-Si, los escucho
-Oh, Dániel, somos tán iguales, pero tán diferente...

----------------Sin rumbo-------------------------------


Era lo suficientemente tarde como para no encontrar a nadie en la calle.

Encurbado hacia delante, con las manos en los bolsillos y con el dobladillo del cuello de mi gabardina lebantado, iba dando patadas a una piedra.

-¿Porqué seremos tan diferente?

-¿Porqué se comporta así conmigo?

Empezé a ver borroso, y en cuestión de tiempo por mis mejillas empezaron a resbalabar cada vez más rapido mis lágrimas.

De repente, dejé de llorar, se me habia ocurrido una de las mejores ideas que me he podido imaginar nunca para hacer que ella vuelva a la normalidad.


Viaje al pasado

Observando las estrellas, de un modo u otro se sentía gemela a ellas: un rostro pálido sostenido en un cuerpo negro.
Dos lágrimas brotaron de sus ojos mientras observaba el ultimo resplandor de su gemela.
Brillar, era curioso, pues ella se sentía apagada como una estrella fugaz.
Echó una ultima mirada a su pasado, justamente ese dia:
Una tarde se sentía brillante, potente, desumbrante, tanto como una estrella fugaz puede estarlo, hasta que se apague en un lugar donde nadie más la vuelva a ver, descansando... en paz. Todo su camido de esplendor llegó a su fin, acabando en el lugar más visitado por ella: el cementerio. Solamente había una cosa diferente esta última vez que lo visitó, y era que estaba... MUERTA.




Una verdad incómoda

Eran las dos y media de la mañana cuando puse rumbo a casa.

Por el camino, me sorprendió el crepusculo con sus cálidos rallos de sol, color naranja rosado.
Me senté en un banco, a recordar como hacía unos años era el niño más feliz del mundo.
Llgué a casa sobre las tres de la mañana, ella estaba allí acostada sobre su costado derecho, desnuda, mirando hacia mi, con los ojos cerrados y una leve sonrisa en el rostro.
Me acerqué a besarla, poco a poco fui pegando mis labios a los suyos para no despertarla, pero para mi sorpresa, ese beso tan deseado fue insípido, no lo noté.
Decidí volver a intentarlo, pero esta vez en el cuello.
Pobre de mí, que perdí el sentido del gusto en un momento tan deseado.
Hubiese cambiado el sentido de la vista para siempre por recuperar el del gusto diez segundos.
Desesperado, no sabía que hacer, corrí a encerrarme en el baño.
Dejando un camino hacia mi posición hecho de lágrimas rojas.